El Buen Gerente

Mucho se ha dicho acerca de las cualidades de un buen gerente, pero casi nada sobre lo que realmente hace un buen gerente. Si bien hay miles de estilos gerenciales, todos los grandes gerentes comparten algo en común, esto es, conocer y valorar las particularidades y habilidades de sus empleados.

Es preciso aprender a capitalizar las fuerzas de los miembros del equipo con el fin canalizarlas en beneficio de objetivos más generales. Aunque esto puede parecer mucho trabajo, tomar en cuenta las particularidades de cada empleado puede ahorrar tiempo. En vez de fomentar que cada empleado se ajuste a la descripción de su trabajo (que incluye tareas para las que no son buenos y no disfrutan), un buen gerente desarrolla posiciones para sus empleados a partir de las habilidades particulares de cada uno: de este modo se consigue un equipo de trabajo más eficiente y efectivo.

Dado que serán evaluados tomando en cuenta sus fortalezas y debilidades particulares, los empleados deberán responsabilizarse por las habilidades que se espera afinen. Propiciar el desarrollo de las particularidades de cada persona propiciará, además, mayor cohesión en el equipo de trabajo.

Las habilidades particulares no sólo motivan al equipo sino que lo fortalecen.
Finalmente, esta aproximación deja de lado las jerarquías existentes, lo que propicia un mayor pensamiento creativo. Un buen gerente debe saber tres cosas sobre sus empleados: sus fortalezas, los detonantes de dichas fortalezas y cómo aprende. Contar con dicha información permitirá motivar a cada persona.

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